LO QUE CUESTA ENERO…

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¡Hale, pues ya estamos en enero! Arranca el nuevo año y yo, como de costumbre, he decidido aparcar los propósitos típicos de estas fechas. Sí, los he puesto en la “cola de impresión” porque –ya lo decía John Lennon-, “la vida es eso que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes”,  así que voy y a darle prioridad a lo que vaya viniendo y como vaya viniendo.

HE DECIDIDO IMPROVISAR…

Así, a lo loco, sin pensar… Voy a dejarme llevar, a fluir… (madre mía, 2022 no ha hecho más que arrancar y ya me estoy poniendo intensita, jajajaja). ¡Me voy a tirar a la piscina! Creo que he llegado a un momento de mi existencia en que lo mejor es vivir al día. Podría contaros la milonga de que he madurado. Pero no. La cruda realidad es que lo hago por pura comodidad. Nunca consigo cumplir los propósitos de año nuevo (todo un despropósito), así que he optado por saltármelos y así ya me voy ahorrando disgustos desde el principio.

Porque sí, amigos, como decimos la mayoría de los periodistas (será deformación profesional), la actualidad manda. ¿Y qué es lo que manda en estas fechas? Pues lo de siempre: la cuenta corriente y la báscula. Así es… Después de los excesos navideños, la mayoría andamos pelados de pasta y sobrados de kilos. Yo he comido a un ritmo durante las últimas semanas que debo estar a un paso de que me sacrifiquen. Por no hablar de la bebida….  Tengo el hígado, que ni para hacer foie. En resumen, que ahora toca cerrar el pico y apretarse el cinturón. Y esto último, con los 4 kilos que he engordado, va a doler.

Lo malo es que me temo que muchos andamos persiguiendo las mismas metas, así que la cosa va a estar muy pero que muy complicada… ¿Os habéis pasado ya por el gimnasio? Madre del amor hermoso… ¡Ni se os ocurra hacerlo todavía! ¡Qué mieeeditooooo! El mismo día 2 de enero a primerísima hora de la mañana me planté allí y aquello estaba impracticable. Peor que el metro en hora punta… Mucha mascarilla sí, pero al llegar no sabía muy bien si había ido a hacer ejercicio o acababa de entrar en un after para tomarme unas copas.

Entre el volumen de la música, el gentío y los modelitos de diseño parecía que estaba llegando a una macrofiesta de nochevieja, y no el gimnasio.

Esther G. Valero

De verdad… No exagero…  Lo de encontrar una máquina libre fue una misión imposible. Tampoco visualicé ninguna barra libre (me refiero a las de las pesas, claro), así que desistí y me fui para casa. Ya volveré a intentarlo a partir de marzo si eso… Supongo que para primavera, muchos de estos deportistas estacionales se habrán dejado la motivación en el vestuario.

Respecto a la otra misión, la de recuperar mi economía… ¡ozú qué complicación! ¡Ya están aquí las rebajas! Hace unos años ni me acercaba a las tiendas en estas fechas (odio las aglomeraciones), pero ahora lo llevo fatal. Lo de las compras online es un horror. Siempre acabo dándome un paseo virtual por mis tiendas favoritas, una afición que no consume ni una caloría, pero deja mi mastercard tiritando. Vamos, que a este paso llega Semana Santa y sigo entradita en carnes y con la cuenta en números rojos.

Aynnssss, lo que me cuesta enero…

Bueno, a todo esto, ¿vuestros propósitos bien?

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Autora
ESTHER G. VALERO

Periodista vocacional con bastante facilidad para enrollarme. No hay media maratón que se me resista y nunca digo que no a un plan con amig@s o una buena copa de vino. Canalla a mucha honra, escribiendo sin filtros. (+ info)

#MeVaLaMarcha #Irónica

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Autora
ESTHER G. VALERO

Periodista vocacional con bastante facilidad para enrollarme. No hay media maratón que se me resista y nunca digo que no a un plan con amig@s o una buena copa de vino. Canalla a mucha honra, escribiendo sin filtros. (+ info)

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